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El nervio vago: el gran desconocido que regula tu bienestar

En el complejo entramado del cuerpo humano, el nervio vago —también conocido como nervio neumogástrico o décimo par craneal— se alza como uno de los principales protagonistas en el equilibrio del sistema nervioso autónomo. A pesar de su nombre poco habitual, su influencia se extiende por casi todo el cuerpo, y cualquier alteración en su funcionamiento puede desencadenar una serie de síntomas físicos y emocionales que muchas veces pasan desapercibidos o se confunden con otras patologías.

¿Qué es el nervio vago y qué funciones tiene?

El nervio vago es el más largo de los nervios craneales. Se origina en el tronco encefálico y recorre el cuello, el tórax y el abdomen, ramificándose hacia órganos tan importantes como el corazón, los pulmones, el estómago, el hígado o los intestinos.

Sus funciones son tan amplias como vitales:

  • Control del ritmo cardíaco y la presión arterial.

  • Regulación de la respiración.

  • Facilitación de la digestión mediante el control del peristaltismo intestinal.

  • Modulación del sistema inmunológico.

  • Influencia en el estado de ánimo, el estrés y la inflamación.

  • Participación en el reflejo de la deglución, la tos y el vómito.

Es un componente esencial del sistema nervioso parasimpático, aquel que regula las funciones de reposo, relajación y recuperación del cuerpo.

¿Qué ocurre cuando el nervio vago no funciona bien?

Una disfunción del nervio vago puede originar múltiples trastornos, algunos de ellos crónicos o difíciles de diagnosticar. Entre las principales patologías o condiciones relacionadas, destacan:

  • Disautonomía: desequilibrio en el sistema nervioso autónomo que puede causar mareos, fatiga extrema, palpitaciones, intolerancia al ejercicio y cambios en la presión arterial.

  • Síndrome del intestino irritable (SII): el nervio vago juega un papel crucial en la conexión intestino-cerebro.

  • Vagotonía o hiperactividad vagal: cuando se activa en exceso puede causar bradicardia (disminución del ritmo cardíaco), desmayos o síncope vasovagal.

  • Vagoparálisis o hipoactividad vagal: puede provocar taquicardia, problemas digestivos (gastroparesia, estreñimiento) y ansiedad.

  • Reflujo gastroesofágico crónico: vinculado a una disfunción vagal que impide el cierre adecuado del esfínter esofágico inferior.

  • Depresión y ansiedad: existe evidencia de que la estimulación vagal puede mejorar el estado anímico y reducir síntomas depresivos.

Síntomas frecuentes asociados a una disfunción del nervio vago

Las manifestaciones pueden ser diversas y afectar a múltiples sistemas del cuerpo:

  • Palpitaciones o latidos irregulares

  • Dificultad para tragar o sensación de “nudo en la garganta”

  • Mareos o desmayos repentinos

  • Problemas digestivos persistentes (náuseas, hinchazón, reflujo)

  • Cambios de voz sin causa aparente

  • Sudoración excesiva o ausencia de sudor

  • Fatiga crónica

  • Ansiedad o sensación de angustia sin motivo claro

Soluciones y tratamientos: ¿se puede estimular el nervio vago?

Sí, y de hecho, existen varias estrategias naturales y médicas que ayudan a regular su función:

  1. Técnicas naturales de estimulación vagal:

    • Respiración profunda y lenta (especialmente la diafragmática).

    • Canto, tarareo y gárgaras (activan los músculos de la laringe conectados al nervio vago).

    • Exposición al agua fría en el rostro.

    • Ejercicio moderado y yoga.

    • Meditación o mindfulness.

    • Acupuntura.

  2. Tratamientos médicos:

    • Estimulación eléctrica del nervio vago (VNS): tratamiento aprobado para epilepsia refractaria y depresión resistente, mediante un dispositivo implantado similar a un marcapasos.

    • Fármacos moduladores del sistema nervioso autónomo, como betabloqueantes o antidepresivos.

    • Terapias digestivas personalizadas, en casos de gastroparesia o reflujo crónico.

¿Cuándo acudir al médico?

Es recomendable acudir a consulta médica cuando:

  • Los síntomas interfieren con la vida diaria y no tienen causa aparente.

  • Existen episodios de pérdida de conciencia, bradicardia o taquicardia sin explicación.

  • El malestar digestivo es persistente o resistente a tratamientos comunes.

  • Se presenta ansiedad o depresión acompañadas de síntomas físicos no explicables por otras causas.

Una buena valoración médica, con historia clínica, pruebas neurológicas, digestivas y, en ocasiones, electrofisiológicas, puede orientar hacia el diagnóstico.

Conclusión: una visión médica del nervio vago

Desde el punto de vista médico, el nervio vago representa una de las vías más importantes de comunicación entre cuerpo y cerebro. Su buen funcionamiento es sinónimo de equilibrio, salud y bienestar integral. Su disfunción, en cambio, puede estar detrás de dolencias inexplicables o de tratamientos que no terminan de funcionar. Escuchar a nuestro cuerpo y acudir a un profesional de salud cuando algo no marcha bien es clave para identificar si el nervio vago necesita atención.

En Central Médica, abordamos estos casos con una visión integral y especializada, combinando medicina general, neurología, gastroenterología y salud mental para ofrecer soluciones reales y personalizadas.

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