Sabañones en invierno: una patología tan común como infravalorada
Cuando llega el invierno y las temperaturas descienden, muchas personas comienzan a notar lesiones dolorosas, rojizas o violáceas en dedos de manos y pies. Son los conocidos sabañones o perniosis, una reacción inflamatoria de los vasos sanguíneos pequeños frente a la exposición repetida al frío y la humedad. Aunque suele considerarse un problema menor, su impacto en el bienestar es significativo, especialmente en personas con mala circulación o patologías asociadas.
El sabañón típicamente aparece como una zona inflamada, caliente, dolorosa al tacto y, en algunos casos, con picor intenso. Puede acompañarse de sensación de ardor, piel tirante y, si la inflamación progresa, de ampollas o pequeñas heridas que facilitan infecciones locales.
Ejemplo clínico habitual
Imaginemos a una paciente de 34 años, sin patologías previas, que trabaja en exteriores. Durante una semana de frío intenso empieza a notar picor en los dedos y, al cabo de tres días, aparecen áreas violáceas y dolor al moverlos. Llega preocupada a consulta pensando que es un problema circulatorio mayor, pero el diagnóstico apunta a perniosis: una inflamación reversible provocada por la vasoconstricción sostenida por el frío.
Casos como este se multiplican cada año con la bajada de temperaturas, sobre todo cuando no se lleva un abrigo térmico adecuado o cuando manos y pies se exponen a cambios bruscos de temperatura.
Causas y factores de riesgo
La perniosis se produce por una disfunción del mecanismo adaptativo del organismo al frío. Al contraerse los vasos sanguíneos de manera excesiva y prolongada, se reduce el flujo de sangre y el tejido sufre inflamación.
Los factores más comunes son:
• Exposición continuada a temperaturas bajas
• Humedad ambiental elevada
• Mala circulación periférica
• Tabaquismo
• Diabetes mal controlada
• Enfermedades autoinmunes (lupus, artritis reumatoide)
• Zapatos o guantes demasiado ajustados
Tratamiento médico y manejo práctico
El tratamiento de los sabañones se basa en reducir la inflamación, mejorar la circulación y proteger la piel.
• Calor progresivo, nunca directo, para restablecer la perfusión sanguínea.
• Cremas antiinflamatorias o vasodilatadoras (según valoración médica).
• Analgésicos orales cuando el dolor interfiere en la vida diaria.
• Evitar rascarse, ya que aumenta el riesgo de infección.
• No aplicar calor brusco, como poner los dedos cerca de una estufa, porque puede empeorar el daño vascular.
En casos con heridas o sobreinfección, puede ser necesario tratamiento antibiótico tópico u oral.
Consejos para prevenirlos en invierno
• Mantener manos y pies secos y abrigados con prendas térmicas.
• Evitar los cambios de temperatura extremos.
• Usar calzado cómodo que no limite la circulación.
• Evitar el tabaco, ya que potencia la vasoconstricción.
• Hidratar la piel a diario para mejorar su resistencia al frío.
• Realizar ejercicio regular, que mejora significativamente la circulación periférica.
Cuándo es necesaria la valoración de un especialista
Es recomendable acudir a consulta médica cuando:
• Los sabañones aparecen de forma recurrente cada año.
• Las lesiones producen dolor intenso, heridas o signos de infección.
• Persisten más de 3 semanas pese al cuidado adecuado.
• Se acompañan de otros síntomas vasculares, como entumecimiento prolongado, cambios de coloración exagerados o pérdida de sensibilidad.
• Se sospecha una enfermedad autoinmune o circulatoria subyacente.
Conclusión médica
Los sabañones son una manifestación clara de que los vasos sanguíneos están sufriendo por el frío. Aunque en la mayoría de los casos son benignos y reversibles, requieren atención para evitar complicaciones y mejorar el confort del paciente. Una evaluación médica a tiempo permite descartar otras patologías más serias y aplicar un tratamiento personalizado que acelere la recuperación. El invierno puede ser una estación segura y saludable si cuidamos adecuadamente nuestra piel y circulación periférica.
